«Peter Pan era diabólico y narcisista»
El escritor resucita al personaje de James Barrie en su última novela "La Resurrección de Peter Pan-el retorno al Paraíso", y lo transforma en un ser luminoso, alter ego de Jesucristo.
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Las vidas de grandes sabios y maestros espirituales confluyen con personajes de la cultura popular y la literatura infantil en 'La resurrección de Peter Pan (El retorno al Paraíso)' (Ediciones La Llave RH). Su autor, el escritor y oncólogo Salvador Harguindey, ha unido todo en una novela que, bajo una superficie de aventura, símbolos y metáforas, guarda mucho más.
-Parte del personaje creado por Barrie. ¿Cómo es ese Peter Pan?
Mi interés en Peter Pan es el mismo que en Fausto de Goethe. Uno vende su alma al diablo por ser eternamente joven y el otro es el mismísimo diablo. Como dijo Barrie, era diabólico. También se ha dicho que es el símbolo de un fascista autoritario o un líder nazi como Hitler. El libro original se puede leer como un cuento de niños o como un estudio psicológico de la maldad humana.
-¿Y en su libro?
Lo que he hecho es matar a ese Peter Pan y resucitarlo como lo contrario de ese ser diabólico, narcisista, egocéntrico, y convertirlo en lo contrario, que es la imagen de la personalidad de Cristo.
-Cuando regresa, su aspecto externo cambia. Ya no viste de verde, sino de un blanco reluciente. ¿Hay un aspecto metafórico en toda la historia?
Totalmente. Él resucita como la Biblia dice que lo hace Jesucristo: vestido de blanco lino. Ya es otra persona. Peter Pan sufre una transfiguración de su personalidad y es criticado por Campanilla, que es una especie de ángel anunciador. Los personajes son simbólicos. El capitán Garfio representa al diablo, al mal, pero también los aspectos diabólicos de la sociedad moderna como egocentrismo, megalomanía, narcisismo, violencia, trivialidad y estupidez.
-Quien le escuche puede hacerse una idea equivocada del libro. Tiene varios niveles de lectura y, uno de ellos, es el de un cuento largo.
Es un cuento y se puede leer como una historia infantil, como 'Peter Pan' o 'Alicia en el País de las Maravillas', que tienen estructuras muy complicadas. Depende de la evolución espiritual de cada uno y del grado de madurez que haya adquirido.
-¿En qué medida?
Para unos es un libro cómico y para otros -y para mí- es una dedicatoria al sufrimiento infantil y a lo absurdas que parecen las cosas, dejando siempre un hilo de esperanza casi trascendental.
-En el libro hay una presencia del escritor, sobre todo cuando algún personaje sale de la pantalla del ordenador y le habla. ¿Por qué?
El escritor es un narrador de lo que los personajes le están diciendo. En ocasiones, salen para decirle que se ha confundido, y le corrigen. Así que no es un escritor, sino un escribano. También estudia los grandes conflictos del alma humana, la sabiduría femenina o la lucha entre el bien y el mal, con grandes reminiscencias de la Biblia, el budismo o el taoísmo. Pero todo lo que vemos como el mal lo es de la conciencia, así que es casi un libro de autoayuda, para ascender a un nivel de conciencia más místico. Va del caos al éxtasis, como sucede en el final de grandes obras de la humanidad, que acaban igual.
-¿Por ejemplo?
'Fausto' de Goethe, 'La Divina Comedia', de Dante, 'El Paraíso Perdido' de Milton o el Ulises de Homero. Y como en 'Avatar'.
- Al igual que en otras obras, hay un viaje iniciático. ¿Hasta qué punto le sorprendió hallarlo también en el filme 'Avatar'?
Incluso escribí un artículo en español y en inglés, 'Lo que los ojos no ven'. Se puede leer en internet -http://salvadorharguindey.blogspot.com/- y ha tenido más de 20.000 lectores en unos meses. Interpreto la película, desde el punto de vista espiritual, a raíz de lo que yo ya sabía y que está en mi libro. Es el mismo viaje iniciático. La crisis, la transformación de la conciencia, el ascenso al nivel superior espiritual y el triunfo final sobre el mal.
-¿Cómo ha buscado el punto de equilibrio entre lo espiritual y lo novelesco?
Este tipo de literatura no se escribe con el nivel de la mente racional, sino trans o suprarracional. He tardado 25 años en hacerlo, y no tiene mucho que ver con el texto original, que era muy caótico.
-¿Qué le gustaría a usted que el lector hallara en su libro?
Un ascenso de sí mismo. Y una posible vida de solución de tragedias y problemas personales. Para eso lo he publicado. A mí me ha permitido, de momento, ser más querido y apreciado por la gente que me conoce.