miércoles, 12 de marzo de 2008

Prólogo a “Juan Salvador Gaviota”para su versión en Euskera

Notas sobre el Prólogo a “Juan Salvador Gaviota”para su versión en Euskera

- Las frases citadas directamente en este prólogo deben corresponder exactamente a su traducción en euskera en el texto del libro.

- La gaviota rebelde, joven, orgullosa y vengativa en el original texto en español, se llama Pedro Pablo Gaviota, que he traducido (tentativamente) como Mikel Jarrai Kaioa en el Prólogo.

- Sería necesario coordinar este prólogo con las palabras en euskera citadas literalmente en él, ya que algunas expresiones son traducciones mías del original inglés. Ej: Demonio en vez de Diablo, vuelo rasante en vez de vuelo horizontal, y algunas terminologías específicas de aviación mal traducidas del inglés al castellano, como entrar en pérdida en vez de caer, etc. (En mi opinión deberían haber dejado a un piloto o a alguien al corriente de la terminología aeronáutica traducirlo al castellano).

- He hecho algunas alusiones interpretativas en doble sentido en el prólogo. Quité la frase de Angeles Arrién pero incluí su idea tal como ella la resume: “La espiritualidad es la forma más elevada de conciencia política”.

Finalmente, he procurado lograr un prólogo comprensivo a diversos niveles polisémicos tratando de darle un intenso y vehemente tinte metáfórico tanto de "Nuevo Testamento" como, para-políticamente, pacificador, que es su intención primera, tratando a su vez de facilitar una lectura correcta y espiritual, "humanizándola" en lo. No sé si este prólogo será demasiado largo, pero aclara niveles subliminales tal vez no perceptibles al lector medio que ayudan a una más elevada y verdadera interpretación del cuerpo y sentido espiritual del relato original. De todos modos haré caso a cualquier sugerencia antes de enviarlo al autor, Richard Bach, para su aprobación, tal como le he prometido hacerlo.
Salvador Harguindey

Prólogo para Juan Salvador Gaviota (Jonatan Kaioa)


Se han cumplido ya las bodas de plata desde el día en que una peculiar ave se cruzó en nuestras vidas por primera vez. Desde entonces ella ha extendido sus alas sobre la humanidad entera para abrir a millones de seres humanos nuevos horizontes e invitarles a desarrollar impensadas posibilidades de comprensión y crecimiento. Ahora, una siempre joven gaviota, Jonatan Kaioa, aterriza en una tierra ancestral y entre nosotros por primera vez. Estas líneas de introducción representan un intento de compensar una impagable deuda que muchos de nosotros siempre tendremos para con esta luminosa, sabia y sagrada gaviota y ave paradisíaca. Ella nos ayuda así a cerrar el ciclo de una vida mientras, como casi siempre sucede, se abre otro. Este libro, el más leído del mundo, después de transformar la vida y el espíritu de millones de seres humanos a lo largo y ancho del planeta, se publica por fin en la lengua más antigua del mundo.

Sus páginas, clave en la formación de la, así llamada, Nueva Conciencia desde finales del siglo XX a principios del XXI, aterrizan ahora en un pequeño país que representa un punto de inflexión y cruce de caminos psicológico y espiritual, apasionante como pocos, entre norte y sur, oriente y occidente. Jonathan, desde su original inglés, Juan Salvador en su traducción castellana, y ahora Jonatan, en su renacimiento y bautismo del aire en la lengua de los vascos, retorna así a sus principios volviendo "una vez más" a la vida desde otras dimensiones del entendimiento, desde formas más sutiles de la realidad, en orden a transmitirnos su inacabable buena nueva y eterno mensaje. Generosamente, nos brinda la oportunidad de dar un salto cualitativo ascendente en nuestras propias conciencias, invitándonos a ensancharlas e incitándonos a poner en práctica una nueva forma de pensamiento, de sentimiento y de ser inéditos hasta ahora,. Aunque queire cambiarnos por dentro no desea en modo alguno que dejemos de ser nosotros mismos. Para eso nos pide que sigamos lo mejor y más profundo de nuestras propias naturalezas. Y nos llama a descubrirlas, a que destapemos todo nuestro potencial, a que nos descubramos a nosotros mismos y todo lo que llevamos dentro desde tiempo inmemorial. Para algunos, los más sensibles y, en este sentido, privilegiados, esta peculiar gaviota creará una manera distinta de vernos a nosotros mismos, y paralelamente al resto de la vida humana, a todos los demás seres vivos y conscientes. Ello nos permite ser más lo que en realidad somos al poder ahora acceder a una parte de nuestra propia naturaleza, la más importante probablemente, que hasta este momento se escondía en nuestro interior, lo que a su vez nos ayuda a despegar hacia una conciencia y espíritu humano cada vez más elevados.

Jonatan, tan individualista como solidario, también nos va a enseñar a todos, si queremos, si le dejamos, a jóvenes y mayores por igual, que no somos sólo individuos aislados, seamos hombres, mujeres o niños, sino, en sus propias y siempre metafóricas palabras, ideas ilimitadas de libertad, a la vez que seres únicos, diferentes e irrepetibles. Como él nos dice, lo que nos une es que, todos y cada uno, nos hemos convertido, o tenemos el derecho a hacerlo, en emanaciones de la mismísima esencia de la Gran Gaviota, lo que nos transforma, con y en ella, en partes de Ella Misma. La gran lección que nos da esta siempre joven e inmortal gaviota es que somos libres de llegar a ser lo que en realidad "ya somos", nuestra más verdadera esencia, aquí y ahora, para desde ella participar en la totalidad de lo que abarcan nuestras propias naturalezas e identidades. Y para lograrlo, nada ni nadie puede interponerse en nuestro sagrado camino.

Siguiendo la estela que deja Jonatan Kaioa en su ascendente vuelo comenzamos a darnos cuenta, unos poco a poco, otros súbitamente, que nuestra más verdadera e íntima esencia y naturaleza humana no es la que hasta un momento habíamos creído que era, la que "nos habían dicho que éramos". Bueno, sí, también ella, pero ahora, sobre todo, hemos conseguido ser algo más que eso. Así que ahora nos damos cuenta de que nuestras naturalezas son algo más, bastante más incluso, que ... nosotros mismos. Y es que a través de ese verdadero Jonatan, que todos llevamos dentro, como dice la dedicatoria del autor - porque él es tú, yo, todos y cada ser humano más allá de distinción externa u origen alguno - una nueva visión y cosmovisión de nosotros mismos ha surgido. Ella ha encendido la chispa de una nueva luz que, nacida en la arena de una solitaria playa, crece y crece hasta convertirse en una piedra viva que resplandece con una luminosidad tan fuerte que daña nuestra vista desde su aureola, radiante y mística.

De repente, al abrir nuestros "nuevos ojos" después de esa primera iluminación, vemos que ahora ya no nos sentimos solos, tampoco sufrimos tanto. Incluso parece que dentro de un nuevo "aquí y ahora" podemos encontrarle sentido a todo ese sufrimiento anterior, a ese inmenso mar de dudas, de desesperación, de miedo, de insufrible terror incluso, así como de vacío, de alienación, caos y nada. Pero ahora nos hemos trascendido. Ahora somos más que personas, todo gracias a una joven y rebelde gaviota, aventurera pero finalmente santa, que tan sólo deseaba ser libre y aprender a volar como ninguna otra lo había hecho antes. Y volamos no sólo en cuerpo, sino que con él vuelan nuestras conciencias, despegan nuestros espíritus, ascienden nuestras mentes e ilusiones. Aunque, para sorpresa nuestra, nada de ello sea bienvenido, ni mucho menos, por nuestros padres, nuestros amigos, nuestro medio ambiente. Incluso nuestras familias, nuestras propias madres, nos toman por locos e insensatos. "Por qué, Jonatan, por qué?" - pregunta apesadumbrada su dolorida ama. "¿Por qué te resulta tan difícil ser como el resto de la bandada, igual que todos los demás? Somos tu familia". Y nos declaran proscritos, rebeldes, nos ponen fuera de la ley, su ley, la dictada por de la Asamblea de Ancianos de la Bandad y el Gran Concilio de la Tribu hasta que acaban por expulsarnos de ella. Y lo hacen con Jonatan primero, y luego contigo, y conmigo, con cada uno de nosotros: los desechados, los perdidos, los marginados, los exilados, al grito de: - "¡Temerarios irresponsables! ¡Jonatan, Mikel Jarrai Kaiola, Gurutze Kaiola, Anxeta Kaiola, Aritz Kailoa ... ¡son los DEMONIOS que han venido a destruir la unión de la bandada!". A lo que Jonatan contesta, suave pero apesadumbradamente: "¿Irresponsabilidad? ¡Hermanos míos! ¿Ser diferente, ser único, elevarnos por encima de nuestra ignorancia, descubrirnos como seres individuales llenos de excelencia, inteligencia, habilidad y espíritu: es eso irresponsabilidad? ¡Podemos ser libres! ¡Podemos aprender a volar! ¿Es que existe algo más responsable que alguien que encuentra y sigue un significado, un propósito más elevado para la vida?".

Los dirigentes de la Gran Bandada nos responden con un gran silencio de desaprobación y desprecio. Su silenciosa contestación revela su misma naturaleza: ambas son de piedra. Ellos nunca ceden, nunca caen, nunca entran en picado, nunca se pierden. Su orgullo y soberbia se lo impiden. Y así, mientras la vulgaridad hace que la mayor parte de las gaviotas siguen viviendo de la depredación, de la hipocresía y la estupidez, la bandada, aburrida, dominada por el miedo y la ira, acaba por romper todo lazo de hermandad con Jonatan y los que son como él. Y les dan la espalda mientras siguen apiñándose miserablemente sobre la superficie de la tierra, ya que para la inmensa mayoría el competir, el comer y el ganar, incluso carroñera y parasitariamente, son el único significado y sentido de sus vidas. Por no interesarles no les llama siquiera la atención de experimentar qué se siente al volar a través de las rocas de los Lejanos Acantilados en medio de la solitaria noche y el frío y solitario cielo. Por ello Jonatan, triste y confuso, se pregunta a sí mismo, y a su vez al aire del cosmos que le rodea, su mejor, y tal vez su único amigo: "¿Por qué la cosa más difícil del mundo es convencer a alguien de que ya es libre y que puede demostrarlo por sí mismo?”.

Jonatan Kaioa, esa ave sabia, luminosa y celeste, una entre un millón, sueña, y sueña, y sigue soñando con un glorioso día ... Pero éste nunca llega. Huesos y plumas son todo lo que le quedan, aparte de un doloroso sentimiento que malamente alivia meciéndose entre la niebla y la bruma del mar, dejándose llevar sin rumbo fijo por las dulces mareas del viento a través de unas nubes que viven pintadas en medio del aire, pero que sólo son apreciadas por los ojos de un solitario poeta. Ser incomprendido, sí: ¡ése es el inmenso precio que había que pagar por ser diferente!, se dice Jonatan a sí mismo. Pero su pena no es esa inmensa soledad suya, sino que los demás rehusen a abrir los ojos de par en par y ... Ver. Que no se atrevan a hacer otra cosa mas que existir malviviviendo hundidos en las cuevas de la oscuridad y en la ceguera de sus estrechas y empobrecidos espíritus, con sus almas hipotecadas al cobijo de una masa informe de estridentes gaviotas matándose las unas a las otras por los restos y desechos de la comida. Mientras, Jonatan sigue siendo una solitaria canción que se muere sin encontrar una voz que la cante.

Para todos los demás, para la gran mayoría de la Bandada, Jonatan no es más que un radical, un ave insana, un revolucionario que hace peligrar la cohesión de los demás pájaros de su congregación y su subsistencia colectiva. Sí que lo es. Pero su revolución es una dirigida a nuestras conciencias y al engrandecimiento de nuestros espíritus y que, sobre todo, predica que veamos, y ponamos en práctica, a la más verdadera gaviota que hay dentro de cada uno de nosotros. Además nos pide otras cosas para ser admitidos en su escuela de vuelo: que seamos receptivos para aprender, humildes, amables, porque los soberbios y orgullosos, no importa su verdadero valor y magnificiencia, nunca aprenden nada en verdad. También nos ruega que veamos lo mejor en todos y cada uno de los demás, incluso que les perdonemos por habernos dañado. "No seas tan duro con ellos, Aritz Kaioa. ... Perdónales, y ayúdales a comprender. No los utilices para construir tu propio y amargo infierno luchando contra la Gran Bandada hasta la muerte", aconseja Jonatan, sobre todo a los más jóvenes. Probablemente nos pide mucho, ¡es demasiado exigente!, espera de nosotros bastante más de lo que seres tan limitados como nosotros podemos y estamos dispuestos a dar y a compartir. "No comprendo cómo te las arreglas para amar a una turba que acaba de intentar matarte", le dice con dureza y acritud un nuevo amigo exilado, la joven y agresiva, fiera e impetuosa, Mikel Jarrai Kaiola. Lo que nos propone Jonatan es asimismo muy duro y difícil, tal vez porque su propuesta está llena de amor por todo y por todos. Amor que a la vez conforma su más radical esencia y naturaleza, así como la de ser ferozmente libre, ferozmente rebelde, ferozmente individualista y, sobre todo, ferozmente místico, además de eternamente joven e inmortal. Por fin nos invita a que abandonemos sin miedo "allá abajo", sobre la superficie de la tierra, nuestros prejuicios, nuestros temores, enterrando incluso nuestros errores y malas elecciones. Nos estimula e incita también a que dejemos de echar la culpa a los demás por nuestros propios defectos y limitaciones, pues si no lo logramos nunca podremos hallar con libertad un nuevo camino: el de poder darnos la oportunidad de comenzar a vivir una vida sin límites, muchos de los cuales nos habíamos impuesto a nosotros mismos sin saberlo, para lograr traspasar la mayor y más amarga oscuridad de la noche del alma y ser capaces de comenzar a surcar por fin los aires de una luminosa y nueva realidad viva en la mañana de un día después. Y hacer todo eso no es nada, pero que nada fácil.

Todos queremos ser libres, pero la mayoría de los seres vivimos sin un significado que justifique y proporcione sentido a nuestras existencias. Jonatan se nos aparece ahora desde otra dimensión para permitirnos ver con claridad que lo verdaderamente importante y trascendente de todo ser humano no se encuentra en las mezquinas e insignificantes metas y ambiciones de la mayoría de los seres, ya sea en forma de poder-fama-dinero, egoísmos sociales o mezquinas ambiciones políticas, causas éstas de muchas de sus más graves enfermedades. Y es que a ese mundo racionalmente loco en que vive nuestra humanidad "ahí abajo" le ha llegado la hora de comenzar a escuchar otros sonidos, unas nuevas voces que nos aseguran que lo genuino y sin tacha, el auténtico espíritu del hombre, la verdadera espiritualidad, es la más elevada forma de política para todos los seres humanos. Y viene a comunicárnoslo desde la inmensidad de un nuevo espacio abierto y límpido y desde los picos de nuestras puras montañas.

Te deseamos feliz aterrizaje en Euskal Herria, Jonatan. Joven amigo, no tengas miedo de volar con él. Déjate que te lleve a su lado Te ayudará a despegar, te dará su reluciente mano, limpia y plateada, para ascender contigo, sus alas volando pegadas a las tuyas, pacientemente. Comenazaréis por un vuelo rasante, entonces te ayudará a planear con suavidad hasta que sepas hacerlo por ti mismo, hasta que seas libre e independiente para comandar tu propio vuelo, es decir tu propia y más verdadera vida. Sonríe, tu carrera hacia el verdadero aprendizaje está empezando. Y éste no conoce límites, ya que la perfección no sabe de ellos. Que tengáis un feliz vuelo juntos.
- Jonatan, sigue trabajando en el amor ... - susurró La Gran Gaviota, el sublime Maestro de Jonatan, dulce y pacíficamente, mientras sus alas brillaban y su cuerpo se hacía transparente hasta desvanecerse, dejándonos para siempre mientras comenzaba a fundirse dentro de un deslumbrante haz y cuerpo de luz.