lunes, 13 de enero de 2014

Experiencias emocionales, paradojas y aparentes casualidades en los procesos de creatividad científica. Un apunte personal.

ENERO 2013 - GenT- 

“Un gran descubrimiento necesita suerte, inventiva e intelecto, ninguna característica puede sobrevivir sin la otra”.
Goethe

Creemos necesaria una breve explicación de cómo todo lo dicho hasta ahora ha sido importante para el  autor desde hace más de treinta años. Los saltos dados en nuestro trabajo y evolución científica datan en sus inicios del año 1975, cuando chocamos con una paradoja irresoluble necesitada de una forma diferente de enfoque resolutivo al de la racionalidad lineal. Observamos clínicamente, por puro serendipismo y “aparente” casualidad, que ciertos casos de cáncer de colon en humanos se originaban a través de los mismos mecanismos o procedimientos quirúrgicos (ureterosigmoidostomía) (US) por los que otros se curaban de forma espontánea (S. Harguindey, y cols. Annals of Internal Medicine, 1975), algo aparentemente irracional a todas luces.

La pregunta que surge es: ¿cómo un mismo procedimiento puede dar lugar a dos situaciones completamente opuestas, por una parte la inducción de un proceso maligno y por la otra su propia curación? Sin entrar en detalles, esta paradoja se solventó de pronto al “encenderse una luz de forma repentina” y darnos cuenta de que lo único que podía explicar tan absurda y misteriosa situación era una ligera  modificación en lo que se refiere a la concepción del tiempo de incubación de ambos procesos, con la inducción de cáncer de colon tras US en la situación crónica, fechada en años, y cura “espontánea” del dichos tumores por mecanismos desconocidos en la fase aguda después de una US, fechada en semanas. 


A partir de ahí la continua obsesión por resolver y llegar a las raíces de esta observación “desnuda” (sin antecedente previo alguno) llevó a que durante los siguientes 35 años se publicaran por nuestro grupo más de 140 publicaciones científicas, mayormente en revistas punteras norteamericanas e inspirando y sirviendo de base a muchas más. Aquella “casual” observación inicial ha evolucionado a lo largo de los años dando lugar a al menos seis ramas principales e interrelacionadas de investigación, cual brotes salidos de las raíces y el tronco de un mismo árbol original: 1).

El haber podido mostrar que todos los tumores malignos, en sus múltiples localizaciones, tienen muchas más características en común que diferencias a todos los niveles - en su biología molecular, bioquímica, metabolismo, anatomía patológica, y hasta en sus manifestaciones externas - que las que los separan; 2) Este paso dio posteriormente lugar a conseguir aunar bajo una perspectiva unitaria la mayor parte de todas las ramas de investigación oncológica en un nuevo modelo o paradigma integral (S. Harguindey y cols. Biochem. Bioph. Reviews Cancer, 2005); 3).

El siguiente salto deductivo fue el que ha permitido proponer más recientemente un mismo modelo de tratamiento para todos los tumores malignos, modelo en fase aún inicial pero que se ha acompañado durante los últimos años de miles de publicaciones a nivel mundial, y lo que asimismo dio origen hace 4 años, y gracias a un Simposio Internacional generosamente organizado por la Fundación Areces de Madrid, a la reciente formación de la International Society for Proton Dynamics of Cancer (ISPDC) (www.ispdc.net). Esta sociedad cuenta en la actualidad con más de doscientos miembros, en su mayoría líderes a nivel mundial en sus respectivos campos y procedentes de las más prestigiosas universidades y centros de investigación y tratamiento del cáncer del mundo, desde Estados Unidos a Japón y desde diversos países europeos a África; 4).

A partir de ahí, como “beneficioso efecto colateral” nació una nueva concepción teórica inicialmente trasladada desde conceptos de la oncología ahora aplicados a la neurología, dentro de un nuevo modelo de investigación integrada “traslacional más transversal”, sobre los mecanismos de muerte celular (apoptosis) en enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Alzheimer, etc. (S. Harguindey y cols. Current Alzheimer Research, 2007); 5) El punto anterior nos ha posibilitado más recientemente el proponer la utilización de factores de crecimiento de origen no-neurológico en enfermedades neurodegenerativas, área que aún se encuentra en la actualidad en sus estadios iniciales (Neuropsychiatric Disease and Treatment, 2008); 6).

Finalmente, este nuevo modelo y paradigma he derivado a áreas tan imprevisibles y aún oscuras como la interpretación de la muerte celular de las células cancerosas y la resistencia a fármacos antineoplásicos desde el punto de vista de la misma física teórica (C. Rauch S. Harguindey, y cols. Cell Membranes, Cytosolic pH and Drug Transport. In: Cancer and MDR: Physics, Biochemistry and Molecular Biology, 2009). Por supuesto, en ningún momento de esta larga evolución de más de 35 años dedicados a una misma concepción y al crecimiento de un área científica previamente inexplorada ha contado con el apoyo o interés de la industria farmacéutica a nivel internacional, sino más bien con una en ocasiones durísima oposición frontal, hecho que ha sido claramente plasmado en una reciente publicación, en castellano e inglés, por parte de un numeroso grupo de investigadores perteneciente a nuestra Sociedad Internacional para el Transporte de Protones en el Cáncer.

(V. Huber, y cols. “Proton Dynamics in Cancer”, Journal of Translational Medicine, 2010; www.translationalmedicine.com/content/8/1/77; ver traducción al castellano en GENT, Julio, 2010).